Durant les Jornades de Gènere organitzades
per En lluita el dissabte 1 de desembre vam poder parlar sobre dones,
crisi i deute amb Lisístrata Suárez i Esperanza Castañón, integrants del
grup “Mujeres del carbón en lucha”, Marta Castillo, activista del SAT i
militant d’En Lucha a Sevilla, Iolanda Fresnillo, activista de la
Plataforma Auditoria Ciutadana “No Devem, no Paguem” i Regina Martínez,
activista antifeixista i militant d’En lluita.
A continuacio teniu el text de la intervenció que vaig fer:
“Muchos de los conocidos quedaron en el paro y se comenzó a hablar del exilio económico. Comenzaron
a abundar las personas que trabajaban en la economía informal, la venta
ambulante, la elaboración de productos caseros de cocina. Por primera
vez en mi vida oí hablar de las ollas comunes y los comedores
comunitarios. Mi madre que era maestra pasó de tener 20 alumnos en su
aula a tener 40 o más. En los hospitales comenzaron a decir que no había
camas, por lo que los enfermos empezaron a irse a sus casas, entre
ellos mi abuela. Las parroquias, Las ONGS, empezaron a hacer talleres
monitores de salud y primero auxilios.
Al
cabo de un tiempo alguien me explicó que todo esto era culpa de algo
que se llamaba deuda externa y que estabamos frente a un programa de
ajuste estructural osea reducir los gastos y aumentar los ingresos.
Cuando tuve un poco más de años, la explicación de la deuda externa no
me bastaba y comencé a preguntar.
¿Por qué la mayoría de las personas que trabajaban en la economía informal eran mujeres? ¿Por qué quienes llevaban adelante las ollas comunes y los comedores comunitarios eran mujeres?. ¿Por qué a los cursos de monitoras de salud y primeros auxilios solo iban dirigidos a mujeres?.
El texto es de Judith Muñoz Saavedra de su intervención en Octubre 2007 en la Setmana d’Acció Global Contra el Deute i les IFIs, hablando de su Chile natal a finales de los 70
Nuestra
crisis no es fruto de unas circunstancias especiales, es una crisis
sistémica, la del capitalismo, una crisis multidimensional que no sólo
es financiera o económica, sino que es social, ambiental, cultural,
política … una crisis que, como fase de aquella crisis que también
afecta a los paises del Sur, tiene impactos diferenciados en diferentes
sectores de la población. Las mujeres, como sector vulnerable desde el
punto de vista económico y social, como sector de la sociedad
discriminado por la pervivencia de un sistema económico claramente
patriarcal, sufrimos unos impactos diferenciados, en ocasiones más
Amaia
Pérez Orozco, economista eco-feminista, afirmaba hace poco más de un
año en la jornada Vivir en Deudocracia (que dió inicio a la Auditoría de
la Deuda) “la crisis provoca recortes de las políticas de igualdad e
incrementa la desigualdad y la deuda con las mujeres, que sostienen la
vida a través de trabajos de cuidado y no remunerados”.
Efectivamente,
en el marco actual, la priorización del pago de la deuda por delante de
la protección de derechos y servicios sociales, supone de facto una
política de incremento de la desigualdad. Más allá de la eliminación del
ministerio de igualdad y los recortes en los presupuestos de igualdad
(-39%) y de atención integral a la violencia de género (-27%), las
políticas de ajuste en otros ámbitos tienen impactos en las mujeres.
El
incumplimiento de la ley de dependencia o los recortes en sanidad,
educación y vivienda. Pero también la congelación del salario mínimo, la
reforma del IRPF, el aumento del IVA, el aplazamiento en la mejora de
la pensión de viudedad y la congelación de pensiones no contributivas,
dejan a las mujeres en situación de mayor vulnerabilidad. Todas ellas
son medidas que afectan más a quien menos tienen, a los sectores más
vulnerables de la sociedad, y especialmente a las mujeres dentro de
estos. No sólo se aumentan las cargas de los cuidados y reproducción,
tradicionalmente en manos femeninas, sinó que se precariza aún más la
situación económica de las mujeres (viudedad y pensiones, pero también
en lo laboral remunerado). Los sectores de sanidad (22%), educación
(17%) y bienestar social son sectores tradicionalmente feminizados en lo
laboral, por lo que cuando se recortan salarios a profesorado o
personal médico, se recorta más a las mujeres. Recortes que se dan en un
marco de incremento del gasto de intereses de la deuda (34% previsto
para 2013 – El pago de la deuda se da claramente en detrimento del gasto
social y la inversión en cuidados y reproducción, incluida educación).
Se
nos dice que la crisis está afectando más a los hombres pq el paro
masculino ha aumentado más que el femenino (en ambos casos aumenta, pero
el aumento del paro masculino es más acentuado). Pero lo cierto es que
el trabajo remunerado femenino que se mantiene se precariza cada vez
más. Las reformas laborales y los recortes en ciertos sectores
precarizan aún más el trabajo remunerado de la mujer.
En resumen:
1.-
Las consecuencias de la deuda no son neutrales en términos de género.
Igual que las consecuencias del sistema económico capitalista tampoco lo
son.
2.-
El pago de la deuda implica restricciones del gasto público lo que
limitan las áreas y las coberturas en ámbitos como la salud, la
educación, la protección social. Esto implica un doble impacto para las
mujeres.
a- Porque Los recortes afecta principalmente a programas y políticas dirigidos a mujeres y niñas.
b.-
Porque las mujeres deben asumir el coste de la reducción de los
servicios sociales que antes prestaba el estado. La deuda externa genera
una carga adicional de trabajo para las mujeres. Al ser responsables
casi en exclusiva del cuidado, deben intensificar el tiempo de trabajo
domestico para suplir y compensar los deficits de los servicios
sociales.
3.-
La deuda incrementa el trabajo informal y la precarización laboral. Las
mujeres están sobrerepresentadas en el sector informal y los sectores
más precarizados (inseguro, inestable, insuficiente). Y siguen
percibiendo menores salarios.
4.- La deuda agudiza la invisibilidad del trabajo doméstico y de cuidado.
“El
trabajo de cuidado es imprescindible para el sostenimiento de la vida
humana. Somos seres dependientes la mayor parte de nuestra vida, somos
sujetos de cuidado y dependientes unos de otro. La concepción de la
autonomía personal debe ponerse entre comillas. Entender esto, es pensar
también que hay otras formas de organizar las relaciones económicas y
la sociedad. Un modelo de desarrollo centrado en el cuidado y no en la
competencia no daría lugar a una deuda ilegitima” Mujeres y deuda externa: “lo que damos y lo que nos quitan”. Judith Muñoz Saavedra, Febrero 2008
¿Qué hacer?
Las
alternativas no pueden ir hacia atrás (no queremos volver a los felices
2000), sino en la dirección de un nuevo modelo social y económico,
basado en un nuevo sistema financiero y de producción que “no nos cueste
el planeta”, en relaciones sociales y laborales justas y de igualdad
que permitan garantizar una “vida digna que valga la pena ser vivida”
(Amaia Pérez Orozco).
La
propuesta de la Auditoría Ciudadana de la Deuda va en esa dirección. Se
propone una auditoría no como un un fin en si misma, sinó como un
proceso de aprendizaje en común, empoderamiento y construcción de
alternativas, una pieza más de las luchas anticapitalistas que buscan
superar el sistema capitalista y construir un nuevo modelo social,
económico, político y humano, que conlleve el retorno de la soberanía
para el pueblo y la creación de espacios de aprendizaje, democracia
participativa y transparencia. “Este modelo económico nos perjudica a
todos y todas, pero tiene impactos y consecuencias distintas. No podemos
olvidar las desigualdades de clase, las étnico- raciales y en
particular las desigualdades de género” (Judith) No se sale de la crisis
sin superar esas desigualdades
La
Plataforma Auditoría Ciudadana de la Deuda “¡No debemos! ¡No pagamos!”,
propone la realización de una auditoría como un proceso Ciudadano,
abierto a todas aquellas personas que quieran participar en él. El
proceso de Auditoría tendrá además una visión integral, analizando no
sólo cuestiones económicas y financieras, sino también impactos de
género, sociales, ambientales, culturales o políticos. Se
trata no tan sólo de conocer los procesos económicos y politicos que
han llevado a la acumulación de la deuda, sinó de analizar la
legitimidad o ilegitimidad de la misma en función de sus impactos, y de
si se han generado deudas sociales, ecologicas, políticas o de género.
En este sentido queremos prestar especial atención a las violaciones
de derechos humanos, desmantelamiento de servicios públicos,
explotación laboral que conlleva la acumulación y el pago de la deuda,
la degradación del medioambiente o la pérdida de soberanía que esto
implica, y, por supuesto, la deuda de género que la deuda y las medidas
de austeridad suponen. Un análisis de género específico, pero también
transversal a todo el proceso de auditoría ciudadana.
El
objetivo de la Plataforma es principalmente la denuncia y exigencia de
responsabilidades de los diferentes actores responsables en la
generación de la deuda, tanto aquí como en el sur, a través de un
proceso de formación y empoderamiento que nos ayude a desmontar el
discurso oficial y hacer frente a las medidas de ajuste y reformas, como
falsas respuestas a la crisis.
Entendemos que hay
indicios más que suficientes de ilegitimidad en la deuda que el
Gobierno español, junto con la UE o los gobiernos autonómicos,están utilizando como motivo para tirar adelante con una sangrante política de austeridad.
Por eso se exige el derecho a saber, a conocer los detalles del proceso
que nos ha llevado a esta situación. Esta iniciativa tiene entre sus
objetivos la exigencia de poder decidir democrática y soberanamente qué hacer con la deuda y con nuestro futuro, sin injerencia de los mercados financieros, de la Comisión Europea, el BCE o el FMI.
En
última instancia se persigue el no pago de la deuda ilegítima,
relcamando, como ya lo hizo Thomas Sankara en Burkina Faso en los 80, el
derecho a todo pueblo a decidir soberanamente el repudio de la deuda, y
la restitución a los damnificados por la misma, así como el juicio y
procesamiento de sus responsables financieros y políticos. Porqué no es
nuestra deuda, especialmente de las mujeres, no pagamos! Como dice el
manifiesto de la Marcha Mundial de Mujeres, la deuda es con las mujeres,
no con los mercados.